Dr. John Ewer refuerza llamado a mantener un horario único en Chile: “La ciencia lo respalda, y los más afectados son los escolares”
El destacado neurobiólogo John Ewer, investigador del Centro Interdisciplinario de Neurociencia de la Universidad de Valparaíso (CINV), ha sido una voz persistente en el debate sobre los efectos del cambio de hora en Chile. En una reciente entrevista publicada en el canal de YouTube del CINV, el doctor Ewer insistió en que mantener un solo horario durante todo el año no solo es beneficioso, sino que está ampliamente respaldado por la ciencia.
“La evidencia es clara: los cambios de hora afectan el sueño, la salud y el rendimiento, especialmente de los niños y adolescentes”, señala Ewer.
Desde hace años, el investigador ha liderado un esfuerzo por concientizar sobre el impacto de esta medida en la salud pública. Su argumento se apoya en una robusta base científica, donde uno de los grupos más vulnerables son los escolares. “Los niños tienen que levantarse muy temprano, justo cuando su reloj biológico aún no está preparado para iniciar el día”, advierte.
La biología no cambia con el reloj
Uno de los estudios clave citados por Ewer es el de Roenneberg et al. (2004), que analiza el punto medio del sueño —una medida del centro del período de sueño— en distintas edades. Los resultados muestran que durante la adolescencia este punto se retrasa hasta 2,5 horas en comparación con el de los adultos, lo que significa que los jóvenes naturalmente tienden a dormirse y despertarse más tarde.
Este desajuste se agrava cuando deben adaptarse a horarios escolares tempranos, lo que repercute en su rendimiento académico, salud mental y bienestar general.
La luz natural es clave
Otro estudio citado por Ewer, Wright et al. (2013), demuestra cómo la exposición a luz natural sincroniza mejor la producción de melatonina (la hormona del sueño), en comparación con la luz artificial. La Figura 4 del estudio muestra que, bajo condiciones de luz natural, la melatonina se eleva en horarios similares sin importar el cronotipo (ya sean madrugadores o noctámbulos), pero en condiciones de luz eléctrica las diferencias se amplían considerablemente.
“Nuestro cuerpo responde a la luz natural. Lo más saludable es tener luz en las mañanas, no en las noches. Atrasar el amanecer con un horario artificial solo perjudica nuestros ritmos biológicos”, afirma el doctor Ewer.
Retrasar la entrada a clases mejora el rendimiento
Los efectos positivos de adecuar los horarios a la biología humana están bien documentados. Dunster et al. (2018) evaluó el impacto de retrasar en 55 minutos la entrada a clases. El resultado fue significativo: los estudiantes durmieron en promedio 34 minutos más por noche, lo que se tradujo en mejoras cognitivas y académicas (Figura 3 del estudio).
Un informe aún más amplio, que evaluó diversos colegios en EE. UU., también concluye que permitir que los adolescentes duerman lo necesario —ajustando el horario escolar— produce beneficios tanto en el rendimiento como en la salud emocional. Su resumen ejecutivo se encuentra en la página 56 del informe.
Una decisión país con impacto real
Ewer fue parte del equipo que redactó un proyecto de ley para eliminar el cambio de hora en Chile en 2019, y ha seguido impulsando esta causa desde entonces. La evidencia es clara, y la ciencia ofrece fundamentos sólidos: mantener un horario único, priorizando luz por la mañana, es mejor para nuestra salud, productividad y especialmente para los niños en etapa escolar.
“No se trata de costumbre, se trata de biología. Y si no escuchamos a la biología, pagamos el precio”, concluye Ewer.
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