Regreso a clases en Pandemia: Una oportunidad en iluminación
Los principios del aprendizaje son los mismos, en cualquier edad. Aprendemos por observación; por interacción; por aplicación, ya sea en la sala de clases, en una sesión de enseñanza online o al aire libre. De todos nuestros sentidos, la visión juega un papel enorme en la comprensión.
Si no podemos ver con claridad, se vuelve difícil interpretar la información de manera correcta. La mala iluminación nos dificulta identificar imágenes o leer expresiones faciales e interpretar el lenguaje corporal.
Los estímulos externos es lo que se necesita; el conocimiento de las cosas que existen fuera de nosotros que asimilamos a través de nuestros sentidos para poder comprenderlas. Se calcula que el 80% de nuestra información sensorial es visual, y el 10% proviene de nuestra audición. El olfato, el tacto y el gusto componen el resto. Pero eso no es todo, también se estima que nuestra «percepción visual» está compuesta por un 80% de memoria y solo un 20% de información directa a través del ojo. Entonces, la mayor parte de nuestra comprensión visual del mundo proviene de nuestros bancos de memoria internos: vemos lo que recordamos y recordamos lo que vemos bien.
El aula y su buena iluminación. El espacio educativo por excelencia sigue siendo el colegio.
Hay más elementos que se van sumando en el espacio de enseñanza moderno y seguro que se sumarán más con el paso del tiempo, muchos más que los de la clásica aula, pero sorprendentemente los requisitos visuales siguen siendo los mismos. Para aprender correctamente, necesitamos múltiples entradas; no se trata sólo de mirar la pizarra, la pantalla o un proyector: todos aprendemos en contexto.
La educación y la mejora del entorno es un asunto cultural finalmente, sobre todo si creemos que la iluminación de este entorno mejora la calidad de nuestro aprendizaje y optimización de recursos material e inmateriales de nuestros establecimientos.
Aprendizaje en el Espacio Docente formal.
El punto focal del aprendizaje puede seguir siendo un maestro al frente de un grupo de estudiantes, y la necesidad de iluminación puede ser un desafío si lo que queremos es hacerlo lo más cómodo posible. Pero necesitamos iluminar de una manera que apoye una capacidad de atención real, efectiva. Los profesores de las nuevas generaciones, no enseñan vertiendo información como se hiciera en la ya desprestigiada «educación bancaria¨ y, quizás paradójicamente, el confort visual proviene de cosas distintas de las que se espera que miremos.
La empresa Candela Iluminación, nos cuenta su experiencia en Santiago de Chile, donde el ambiente propicia un inminente regreso a clases, en tiempos de pandemia y con muchas necesidades en cuanto a mejoras de infraestructura. Es así como la Fundación del Colegio Alemán, ha optado remodelar sus equipos de Iluminación correspondiente a las salas de clases de las sedes de Las Condes y Vitacura, desde luego, con el objetivo de mejorar las condiciones y bienestar para profesores y alumnos, pero como mencionáramos antes, teniendo claro que más allá del aula, mejorar las condiciones en un contexto.
Varias fueron las acciones que la empresa debió implementar en este proyecto, pero las más relevantes fueron las siguientes:
- Estudio de niveles lumínicos de los distintos recintos existentes,
- Cubicación completa de los recintos con respecto a la infraestructura existente.
- Selección de los equipos nuevos a instalar sin remodelación de la infraestructura existente.
- Instalación de los nuevos equipos.
- Retiro de escombros.
De los estudios preliminares hechos por la empresa, se observó que las salas principalmente tenían tecnología incandescente (una realidad que se repite en nuestro país), niveles de iluminancia promedio por debajo de las recomendadas para recintos educacionales y una temperatura de color poco óptima para esta aplicación.
Con este retrofit Candela Iluminación logró cambiar una tecnología obsoleta como la incandescente por una led, mejorando el consumo y eficiencia energética, un aumento de la iluminancia en cada recinto consiguiendo una distribución de los equipos uniforme. Por el lado de la calidad de la luz se aumentó la reproducción cromática y se utilizaron equipos con temperatura de color recomendada, consiguiendo un mejoramiento en la provisión de iluminación de manera agradable y estimulante para estudiantes y docentes.
Aprendizaje en la informalidad, dentro y fuera del aula.
La experiencia de la pandemia ha puesto de relieve la importancia de la interacción social entre los jóvenes. El aprendizaje continúa todo el tiempo, aunque la naturaleza de ese aprendizaje puede diferir. Todos seguimos aprendiendo cuando pasamos tiempo con otras personas, ya sea con nuestro grupo más cercano, en un entorno escolar o disfrutando de un descanso con amigos.
La enseñanza dentro de una caja cerrada es contraproducente; todos necesitamos poder «mirar hacia otro lado». La iluminación del aula no es como una noche en el teatro o el cine, es más como un paseo por el parque. Nuestros espacios de enseñanza necesitan una iluminación que permita «mirar hacia otro lado», ya sea la visión de los alrededores o una vista desde una ventana a un paisaje lejano; todo esto es vital para una mejor percepción.
La calidad visual del espacio social debe respaldar estas interacciones, ya sea, utilizando un lenguaje de iluminación semidecorativo o convenciones del espacio de aprendizaje formal, pero siempre debemos saber que esto suma y no resta.
Hemos visto el advenimiento de los espacios sociales en la nueva arquitectura educativa. Bien iluminados, estos espacios pueden proporcionar una atmósfera muy diferente; más relajada, menos estresante, por lo que es más propicia para un pensamiento más amplio.