El uso prolongado de pantallas en niños podría estar asociado con retrasos en su desarrollo
En un reciente estudio publicado JAMA Pediatrics, un equipo de investigadores de la Universidad de Tohoku, en colaboración con la Facultad de Medicina de la Universidad de Hamamatsu, ha descubierto que el tiempo que los niños de un año pasan frente a las pantallas está relacionado con retrasos en su desarrollo.
La investigación se centró en más de 7.000 pares madre-hijo que formaron parte del estudio de cohortes de nacimiento del Proyecto Tohoku Medical Megabank. Para evaluar la exposición de cada niño al tiempo de pantalla, se utilizaron cuestionarios dirigidos a los padres. Estos cuestionarios abordaron el tiempo que los niños pasaban frente a televisores, pantallas de videojuegos, tabletas, teléfonos móviles y otros dispositivos electrónicos con pantallas visuales.
De los niños participantes en el estudio, un 51.8% eran varones y un 48.2% eran niñas. En relación al tiempo de pantalla, se categorizó a los niños en grupos según la duración: menos de una hora (48.5% de los sujetos), de una a menos de dos horas (29.5%), de dos a menos de cuatro horas (17.9%) y cuatro horas o más (4.1%).
Para valorar el desarrollo de los niños, se realizaron evaluaciones a los dos y cuatro años de edad en cinco áreas clave: comunicación, habilidades motoras gruesas y finas, solución de problemas, y habilidades personales y sociales. Es importante señalar que investigaciones anteriores no dividieron el desarrollo en estas áreas específicas, proporcionando una visión menos detallada.
La asociación entre el tiempo de pantalla a la edad de un año y el retraso posterior en el desarrollo se evaluó utilizando una técnica estadística establecida, revelando una asociación dosis-respuesta; lo que significa que el nivel de retraso en el desarrollo (la respuesta) se correlacionó con la cantidad (dosis) de tiempo frente a la pantalla.
Teniendo en cuenta esto, los resultados mostraron una relación dosis-respuesta entre el tiempo de pantalla al año de edad y los retrasos posteriores en el desarrollo. Específicamente, para los niños de dos años, un mayor tiempo de pantalla a la edad de uno se relacionó con retrasos en todas las áreas, excepto en las habilidades motoras gruesas. Sin embargo, a los cuatro años, sólo se observaron retrasos en las áreas de comunicación y solución de problemas.
Taku Obara, epidemiólogo de la Universidad de Tohoku y autor principal del estudio, señala que estas diferencias en los retrasos del desarrollo sugieren que cada área debe ser considerada de forma independiente en futuras investigaciones sobre la relación entre el tiempo de pantalla y el desarrollo infantil.
Este estudio se realizó en respuesta a evidencias recientes de la Organización Mundial de la Salud y la Academia Americana de Pediatría que indican que solo una minoría de niños cumple con las pautas para limitar su exposición a las pantallas. Estas pautas buscan garantizar que los niños tengan una actividad física adecuada y una interacción social óptima.
Obara recalca que, aunque el estudio sugiere una relación entre el tiempo de pantalla y los retrasos en el desarrollo, no se puede establecer una causalidad directa. Además, destaca la necesidad de investigar más a fondo los efectos de diferentes tipos de exposición a las pantallas en futuros estudios.
«La rápida proliferación de dispositivos digitales, junto con el impacto de la pandemia de COVID, ha aumentado notablemente el tiempo de pantalla para niños y adolescentes, pero este estudio no solo sugiere una recomendación para restringir el tiempo de pantalla. Este estudio sugiere una asociación, no una causalidad entre el tiempo frente a la pantalla y el retraso en el desarrollo. Utilizamos el término ‘retraso’ de acuerdo con investigaciones anteriores, pero es discutible si esta diferencia en el desarrollo es realmente un ‘retraso’ o no. Nos gustaría obtener una visión más profunda en futuros estudios examinando los efectos de los diferentes tipos de exposición a la pantalla», concluye Obara.
Puede acceder al paper de la investigación a través del siguiente enlace:
http://dx.doi.org/10.1001/jamapediatrics.2023.3057
Fuente: smart-lighting.es